Fogata



En la tarde de mi amargura, esa guitarra de serenata rompió en la noche una canción enamorada, pero mi grito fue tan fuerte que la canción se cambio por una que sea de protesta ante la necesidad de venganza.

Acompaño con los tambores al ritmo contestatario, toco con fuerza la música para que escuche el tirano, gotas de sangre no serán suficientes para cambiar lo errado, sino ríos de sangre de nuestros pueblos explotados.

La alegría que ponemos ante la desgracia que nos rodea, hace fuerte mi voz para seguir reclamando lo injusto de ver la miseria de mi pueblo ensangrentando. Una pelota de trapo pateo sin pensar en mi pasado, porque es el mismo, solo que ahora pienso que los niños tienen derecho de ser simplemente felices.

Toquemos con mayor entereza para que lo muertos de la funesta matanza recuerden que aun hay esperanza de tener un mundo lleno de manzanas, peras, y naranjas. De mirarnos todos de igual a igual, que no nos importe que sea, negro, amarillo, blanco o canela.

Que el mundo gire alrededor de esta ardiente fogata, llena de ideales, llena de esperanza, llena de música, llena de amigos, llena de iguales, llena llena de nada.

Comentarios

Me uno a tu grito...

Esta fogata me quemó el alma, Robin!

SALUDOS!
Carlos dijo…
...en esos momentos amargos, esa guitarra enciende nuestra fogata interna.
Hay que mantenerla con lumbre pana...

Buen sábado master.
Carlos dijo…
...oye, que bacana esa foto de huracán, tenaz!

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