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Mostrando las entradas de abril, 2009

la niña de mis ojos

Entre fragancias, acordes y canciones una niña me espera en su soledad Es la hija de un buen hombre que supo cuidarla y de una madre que la ama Juega con barquitos de papel escritos por la comunidad que aun crece Y se esconde tras una falda al oír el trueno de un cielo quebrado por la lluvia Busca entre mariposas la tierna verdad de la libertad en cada jardín de la ciudad Se apoya al hombro de su madre para esperar que la tarde traiga consigo la noche Aunque tenga más de dos décadas en el mundo aun sigue siendo una niña Tomando su leche con galletas mirando al perro como juega sigue siendo mi niña No te enfrentes niña mía a demonios sin tomar mi mano para que no te hagan daño Deja que siga tu alma libre y no permitas que los días te hagan olvidarme así Niña juega siempre con mariposas, toma mi mano y mira la tarde conmigo porque Te cuidare como un buen hombre y te amare como lo hizo tu madre.

Amaneciendo

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Muchas circunstancias de espera con la lucidez de verdad, como la muerte, como la vida, como los más inhóspitos sentimientos mortales del alma, sentarse vivo en la oscuridad esperando el resultado del alba, una catarsis de emociones acompañando las luces del pueblo y esperando entre risas a la famosa alba, sin tiempo sin cansancio no supimos que esperábamos, hasta que en el horizonte la difusión de colores negros y azulados se aclararon con gotas de blanco, sabiendo que desde ese momento nos espera senderos de noches largas. Sabiendo que la muerta es la que espera, sabiendo lo que después del alba nos espera como no tener recelo de pensar que ahí estará anunciando la triste llegada. Por eso el canto sereno te llama desde mis adentros tratando de que me acompañes en la espera del alba. Porque las balas se confunden con palabras, y quiero que no me dejes esquivando, recibiendo, y aguantando cada bala, cada palabra en esa catarsis del alma.