Que no calle esa voz.

Que se levanten todas las banderas,
cuando el cantor se plante con su grito,
que mil guitarras desangren en la noche
una inmortal canción al infinito…

Son simples palabras con un fondo muy profundo, que llena dentro de mí con la voz de revolución, no flaquear ante el capitalismo consumistas que mata por seguir con vida.
La igualdad para todos y por todos en la utopía que muchos no entenderán sino hasta su muerte, no será libre porque los intereses de genocidas en el mundo mancharan aquella voz de lucha que se opaca pero que no calla.

Que ha de ser de la vida si el que canta,
no levanta su voz en las tribunas,
por el que sufre,
por el que no hay ninguna
razón que lo condene andar sin manta….

Somos salvajes dejando de ser humanos, al imponer con un supuesto poder al proletariado a la indignidad, al sufrimiento, a faltar sus derechos, sin importarnos que seamos hermanos en la lucha de la vida. Por una raza mestiza, por una Latinoamérica unida, por la igualdad como seres humanos. No callara nunca el cantor, porque se callaría la vida, muriera la luz y la alegría. Se quedarían solos los humildes gorriones de los diarios. Los obreros del puerto se persignarían porque quien va a luchar por su salario.
Muriera la rosa, y de que sirve la rosa sin el canto… el silencio cobarde apañaría la maldad que oprime… si se callara el cantor se callaría la vida…

(Mercedes Sosa. Si se calla el cantor.)