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Mostrando las entradas de enero, 2011

Matar a esa parte de mi.

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Mi amor no te pertenece ni te merece, tampoco mi consideración ni mi lealtad ya que son demasiado para un ser tal como el tuyo en esta brevedad de tiempo y en la vida que llevo. Entretenido en miles de conversaciones existentes sueles aparecer husmeando y careciendo comprensión y amor. Lárgate y no vuelvas mas, no tendré piedad si es que vuelves a tocar mi puerta como aquella tarde de soledad. Y si quieres conversar para aclararme una estupidez mas, recuerda que solo encontraras frialdad. Cerrare toda puerta y ventana y me olvidare del sol y de la luna, y no me importa no respirar aire puro si el aire con polvo que respiro ahora es igual a no respirar cuando te veo marchar. Miles de cristales se romperán en un segundo cuando me escuchen gritar, el odio es una bendición cuando lo quiero expresar, ni eso ni nada te mereces ni siquiera mi recuerdo en algún lugar, y si algo te tengo que dar solo será las gracias por arruinar esta vida tan ingenua que no supo conquistar. Y cuando me vea y

En mi andar

Cada día encuentro en la puerta de mi casa una razón para salir a luchar, a veces salgo con el corazón vacío pero pronto lleno a mi mente de una lista de cosas que tengo dependientes y así no permitir que intervengan en mis las emociones y sentimientos. Mientras ando por las calles de la ciudad voy encontrando pena, ilusión, ternura, tristeza, alegría, esperanza, gente buena, gente mala, gente neutral, amigos, enemigos, familiares y algunos conocidos. A cada paso voy haciendo más silencio del acostumbrado, quizá tratando de ocultar mis fracasos, quizá tratando de reflexionar un rato. Pero hay una sonrisa que quiere que sonría, que busca entre mis ojos la respuesta y aunque a veces no la encuentra regresa con su sonrisa, me llama tiernamente para invitarme a olvidarme e invitarme a nacer en una dimensión en otra constelación. Y sin previo aviso me encuentro en el paraíso y sigo caminando ya no tan silencioso ni tan reflexivo sino un poco más alegre de lo habitual. Ven camina conmigo a

Que haria en Cuena donde ella nacio.

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Te compro un ropero, y si quieres te compro un florero. Te escribo en silencio y si quieres te hablo con mis versos. Te busco una estrella y si quieres te bajo el universo. Te canto mil melodías y si quieres te recito mis poesías. Te lloro mis penas y si quieres te cuento mil alegrías. Te sufro en mi agonía y si quieres revivo cualquier día. Te apago la luz y si quieres te despierto con un beso Te veo en tu rutina y si quieres te saco de la misma. Te aplaudo tu carácter y si quieres te hago un homenaje. Te repito que si quieres hago otro escrito.

Pequeña Luz.

Una noche encontré en el patio de mi casa una pequeña luz entre las plantas, iba de una ramita a otra de una manera alegre y un tanto folklórica. Le pregunte: “Pequeña luz que te hace tan alegre?”. La pequeña luz contestó: “mi alegría radica de la pena que tengo porque hace mucho tiempo atrás me perdí”. Desconcertado por la respuesta, me quede unos minutos en silencio y observando de nuevo su dulce vaivén. Le dije: “pequeña luz admiro tu alegría a pesar de tu profunda pena y me hizo recordar algo que había olvidado, pero deberías saber que se de donde eres porque hace tiempo atrás a pesar de mis penas sabía sonreír y hacer sonreír a los demás”. Desde esa noche yo había encontrado lo que se me había olvido, y la pequeña luz encontró de donde era cuando en mí broto una sonrisa de alguna manera.