Niña en la playa

Un sabio te dijo muchas cosas al oído y la mayoría son ciertas, quizá aquel sabio llego a gustarte y puede ser normal. Me preguntas como buscando en mi la respuesta para una aceptación pero lamentablemente mi respuesta no fue la mejor.

En la ciudad las gotas de la lluvia caen constantemente, en cada una de ellas encontraras un pensamiento hacia ti, pero son también muy realistas como tu y se estrellan en el duro asfalto quebrándose para perderse en el alcantarillado.

De una manera casi insolente te levantas para despedirte y quizá para nunca más permitirme sentarme a conversar amenamente, luego la confusión se hace extensa, hasta el punto de no saber si te llamo para saber de ti, o solo para hostigarte la paciencia adquirida en tus pensamientos lejanos y muy sencillos.



En mi interior hay algo que espera y con pena debo decirte te has encargado de que no sea precisamente tu media alma que complete la mía. Como cuando te ahogas y se acaban las fuerzas, llega un momento antes de la muerte donde el silencio debajo del agua hace pensar en lo que sucederá y en lo que sucedió, y solo esperas una mano que te saque de ese horrible lugar.

Eso es todo, tu mano quizá vendrá y si no pues ya morirá y volverá algún día reencarnado desde otro lugar.


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