Cuento una a una las estrellas.

Existen épocas donde la reflexión, los recuerdos se hacen predominantes, se los cuenta a muchas personas, o simplemente se las dice al interior de uno mismo.

Hoy he preferido eludir toda época, tomar un descanso por así decirlo, bañarme en un lapso de tranquilidad, caminar sin rumbo, disfrutar de la nada del no pensar, y he decidido tener una aventura de terminaciones nerviosas estimulando la subconciencia con neurotransmisores en el sistema límbico que inhiban o estimulen, y quien sabe llegar a un clímax de alucinaciones endógena.

Regresare lentamente de aquel submundo, surrealista que existe y no, volveré a la vieja casa con sus mismos problemas, y recordare las mismas historias con las mismas conclusiones, y me sentiré intranquilo como todos los días que me despierto y comienzo un nuevo día mas en la oscuridad de mi soledad.